Los antecedentes del conflicto se refieren a la situación
de México bajo el Porfiriato. Desde 1876 el general oaxaqueño Porfirio Díaz
encabezó el ejercicio del poder en el país de manera dictatorial. La situación
se prolongó por 30 años, durante los cuales México experimentó un notable
crecimiento económico y estabilidad política. Estos logros se realizaron con
altos costos económicos y sociales, que pagaron los estratos menos favorecidos
de la sociedad y la oposición política al régimen de Díaz. Durante la primera
década del siglo XX estallaron varias crisis en diversas esferas de la vida
nacional, que reflejaban el creciente descontento de algunos sectores con el
Porfiriato.
Cuando Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al
finalizar su mandato sin buscar la reelección, la situación política comenzó a
agitarse. La oposición al gobierno cobró relevancia ante la postura manifestada
por Díaz. En ese contexto, Francisco I. Madero realizó diversas giras en el
país con miras a formar un partido político que eligiera a sus candidatos en
una asamblea nacional y compitiera en las elecciones. Díaz lanzó una nueva
candidatura a la presidencia y Madero fue arrestado en San Luis Potosí por sedición.
Durante su estancia en la cárcel se llevaron a cabo las elecciones que dieron
el triunfo a Díaz.
Madero logró escapar de la prisión estatal y huyó a los Estados
Unidos. Desde San Antonio proclamó el Plan de San Luis, que llamaba a tomar las
armas contra el gobierno de Díaz el 20 de noviembre de 1910. El conflicto
armado tuvo lugar en primera instancia al norte del país y posteriormente se
expandió a otras partes del territorio nacional. Una vez que los sublevados ocuparon
Ciudad Juárez (Chihuahua), Porfirio Díaz presentó su renuncia y se exilió en Francia.